“NO SE PUEDE COMPRENDER EL PERONISMO SIN ENTENDER EL FÚTBOL”
Miguel Wiñazki es Secretario de Redacción del Diario Clarín y Director de la Maestría en Periodismo del Grupo Clarín y la Universidad de San Andrés. Tiene dos títulos en filosofía, pero aclara que ya era periodista mientras estudiaba para solventarse la carrera. El ex presidente argentino, Carlos Menem, le inició casi una decena de juicios en su contra. Tiene además en su haber diez libros publicados entre los que se destacan: “La noticia deseada”, “La locura de los argentinos”, “El Adolfo. Crónicas del fascismo mágico en la Argentina”, entre otros. Actualmente está escribiendo uno sobre la actual presidenta argentina, Cristina Fernández. Antes de partir a los Estados Unidos a dar seminarios sobre libertad de prensa en la Universidad de Columbia y Harvard nos recibió en su oficina. Entre un escritorio minado de libros y diarios, Wiñazki habla del periodismo, el Peronismo, de los Kirchner y cuenta una imperdible anécdota del presidente uruguayo, José Mujica.
Estudió durante 9 años filosofía ¿cómo hace para hacerlo converger con el periodismo?
El punto en común más notable que tengo presente es la metodología de la investigación científica que es una rama crucial de la filosofía. La epistemología, distinguir lo verdadero de lo falso. El otro elemento muy articulado al periodismo desde la filosofía es la historia de la argumentación, técnicas de inferencia, de razonamiento. El periodismo le otorga al pensamiento abstracto ese elemento central que es la información. La filosofía peca de ausencia de ésta y el periodismo de falta de conceptualización. La información sin concepto suele ser ciega, y el concepto sin información suele estar vacío.
¿Qué momento vive hoy el periodismo argentino?
A pesar de todo y contra viento y marea hay ejemplos de buen periodismo. También se hace malo y mediocre, pero el nivel de ciertas investigaciones es comparable al de cualquier latitud. Esta cuestión arrítmica de cosas muy buenas y muy malas de pronto nos deja en desventaja en comparación con países a la vanguardia de la investigación periodística, pero hay ejemplos cotidianos de buen periodismo.
¿Se ha generado en los últimos tiempos una polarización importante entre los propios colegas?
No creo que los periodistas hayan generado ese antagonismo. Nosotros sostenemos relaciones cordiales con aquellos que piensan diferente, o son oficialistas, pero son profesionales. Donde sí hay una confrontación abierta es con los que no son periodistas y trabajan propagandizando al gobierno. Existe una dimensión muy fuerte construida en base a dinero público que es una gran maquinaria de propaganda política que trata de disfrazarse de acción periodística. Cuando los comunicadores etiquetamos, generalizamos y estigmatizamos abandonamos el periodismo. En la Argentina hay un clima de beligerancia verbal propiciada por el gobierno que considera es una estrategia conducente para gestionar un país. Se construyen enemigos permanentemente. Es verbal, no es física, pero está atravesada por presiones de toda naturaleza.
¿Esta dicotomía también se ha trasladado a la sociedad argentina?
En la historia de la argentina se ven una y otra vez elogios al fanatismo. Desde el siglo XIX se ven movimientos políticos intolerantes y fanáticos. Basta recordar a Rosas, y el enfrentamiento entre unitarios y federales. Escribí un libro sobre Mariano Moreno que fue uno de los revolucionarios que gestó la independencia argentina. Un tipo brillante y genial, pero con una mezcla rara de iluminismo democrático y autoritarismo de seminario, en el sentido arcaico del término. Se ha heredado esa línea cultural de la España Negra que pintó Goya, inquisitorial, de descalificación, del escarnio. El escarnio es una vieja tradición argentina. Vencer a un enemigo, decapitarlo y colgar la cabeza en una plaza. Y el escarnio devino a escrache ahora. Hay escraches a periodistas porque lo son. Colocan fotos de periodistas en las plazas y le dicen a los niños que escupan sobre ellas. Es demasiado.
En uno de sus libros acuña una teoría que denomina “la noticia deseada” ¿De qué se trata este concepto?
Es la noticia deseada por las audiencias. Como lo explico en mi libro el hijo del ex presidente Menem se accidentó en un helicóptero, pero las audiencias han deseado porque es más magnética la teoría conspirativa suponer que fue víctima de una conspiración y lo asesinaron. Los medios se doblegaron ante esto y comenzaron a dar crédito a versiones infundadas sobre un atentado. Era verosímil que esto hubiese ocurrido por ser quién era, pero no fue verdad. Tanto los dueños de los medios, los gobiernos, las audiencias e incluso los periodistas muchas veces nos vemos hipnotizados por la noticia deseada. Aquí se ha dado un desbalance muy grande en los últimos tiempos, donde el relato generado por el gobierno trata de exacerbar los hechos que le son favorables y no difundir los que no lo son en búsqueda de legitimar sus acciones. Hoy vivimos en un país donde no se sabe qué es real y qué es ficción. Es un escenario muy complejo para un periodista.
¿Qué opinión le merece la ley de medios que impulsa este gobierno?
Pienso que es arcaica y pre digital. No se menciona la palabra Internet a lo largo de toda la ley. Fue elaborada al sólo efecto de destruir los medios que no son oficialistas. Claro que debe haber una ley de medios democrática, con mayor espacio para voces alternativas, ONGs, etc. Pero la propia puesta en marcha de esta ley prueba que la intención es unificar todas las voces y subordinarlas. El gobierno ha comprado grandes medios, y contratado grandes figuras para tratar de competir con el periodismo autónomo. El efecto ha sido que han destruido estos medios, porque no existe periodismo de obsecuencia u oficialista. Por ejemplo, Radio 10 que tuvo una década de liderazgo indiscutido en audiencia, lo perdió en dos meses.
¿Existe una nueva era en el estilo de comunicar de los líderes de América Latina?
Realmente en Argentina hay un primer experimento bastante añejo que es el de Perón. Cuando la gente se movilizó masivamente a Plaza de Mayo el 17 de octubre de 1945 reclamando su libertad, y él desde el balcón le habló a una multitud. Ese día, Perón descubre que puede dirigirse a las masas directamente, sin esos seres incómodos que son los periodistas. Ese modelo que tenía antecedentes europeos se fortalece y establece una política comunicacional de confrontación muy potente contra los medios. Acaba de salir un libro muy interesante de Silvia Mercado: “El inventor del Peronismo”. Trata sobre Raúl Apold, que fue el gran inventor del aparato de propaganda peronista. La tesis del libro que es muy buena, y discutible también, señala que el mayor legado del Peronismo es inventar el relato. El texto apunta que Néstor Kirchner se interesó mucho en este asunto.
¿Se puede realmente definir el Peronismo?
En Argentina no hay fascismo, esa comparación es equivocada. El fascismo son las masas alineadas geométricamente detrás del Duce que provocaron persecuciones masivas y conflagraciones con millones de víctimas. No es lo que ha ocurrido con el Peronismo que ha tenido mil y una tropelías. Lo que hay es fascismo mágico. Acá juego con el realismo mágico. Hay una cuestión onírica donde todo se mezcla. Existe autoritarismo, desprecio por la libertad de información, y por las libertades burguesas. Aunque el Peronismo ha generado una burguesía rica y millonarios cada vez que ha estado en el poder. Tal vez ahora más que nunca, porque el grado de corrupción es mayúsculo. Bueno, con Menem también. No tiene una ideología marcada, lo que lo caracteriza es una manifiesta y muy eficaz voluntad de poder. Además posee un folklore emocional muy potente. Para entenderlo tienes que ir a una manifestación peronista. Es un candombe desorganizado, pero no como los uruguayos lo entienden. Una locura de bailes, de gritos y de consignas. Es futbolero. No se puede comprender el peronismo sin entender el fútbol y todo lo que lo rodea.
¿Cuál es su opinión sobre la reivindicación casi constante de la figura de Eva Perón que hace el actual gobierno?
No se puede entender a la Argentina de hoy sin Eva Perón, ni a Cristina Fernández. Está muy presente la necrofilia, la pasión por la muerte. Eva Perón, abanderada de los humildes, amada, bella, y proveniente de los sectores más marginados muere a los 33 años. Eso caló profundamente en la mayoría de la gente.
¿A qué se refiere con que no se puede entender a Cristina Fernández sin comprender a Eva Perón?
Ha intentado tener hasta gestos foniátricos de Evita. Ahora muere Néstor Kirchner y queda sola Cristina Fernández. Hay un intento de mímesis con grandes diferencias debido a un espejo muy deformado que tiene la presidenta de Eva Perón.
¿A qué apunta en el libro sobre la presidenta que está escribiendo?
Tiene un punto de partida que es el momento de la muerte de Kirchner. Cristina era una mujer totalmente dominada por Néstor. Aunque siempre tuvo muy buena oratoria, se callaba cuando él hablaba, aún siendo presidenta, delegaba en él todas las acciones ejecutivas reales. En ese momento ella renace políticamente y surge esto que es hoy. Después cuento una cantidad de relatos y escenas reales sobre esta mujer. No se puede entender la política sin la personalidad de quien esté al frente. La singularidad de Cristina en muchos aspectos, el luto como se convierte en lujo, el negro que en la moda femenina es además el color del sexo. Su marcada cuestión cosmética que es comunicacional. Tiene unas obsesiones muy notables con los medios, que son personales, no políticas. Tengo bastante evidencia de cómo inicia batalla contra estos, luego de que se enemista con alguien. Y después una gran historia de corrupción, como todos sabemos. Muchas que han sido contadas, y otras que no.
Una de las banderas más importantes del gobierno de Cristina Fernández también ha sido la reivindicación de las Islas Malvinas como parte del territorio argentino…
Fue el último recurso de la dictadura, un horror. Normalmente los ciclos de malvinización son métodos recurrentes para encubrir, son propagandísticos. Este gobierno hace propaganda con un pésimo canciller, impresentable. Timerman es muy torpe e ineficiente. Lo que se ha hecho con el tratado con Irán es muy grave. Acá hubo dos bombas, una sobre la embajada de Israel y la otra en la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA). Este es un convenio de amnistía con Irán, inenarrable.
Existen trabas comerciales que le han generado a Argentina rispideces con otros países ¿Qué visión tiene de esta situación?
Para entender la geopolítica argentina lo primero que hay que tener presente es que el aliado estratégico del Kirchnerismo fue Chávez. Incluso tienen un modelo comunicacional análogo. Hay una reivindicación del populismo, del culto a la personalidad, y del discurso beligerante. Siempre diferenciado por las características caribeñas de aquel caso. Pero esencialmente es una alianza económica muy oscura, de dinero que va y viene. Antonini fue sólo la punta del iceberg.
¿Y las relaciones con Uruguay?
Hay una mirada política argentina de cierta subestimación sobre los uruguayos. El gobierno de Kirchner utilizó a Uruguay en dos causas. Una de ellas desdeñable, que fue el caso Botnia. Fue fogoneado por los Kirchner, un claro artilugio político cuando nada demuestra que la pastera contamine. La otra son las trabas comerciales. Entonces se debe tener en cuenta este cuadrado político, con eje central en Caracas y Buenos Aires, que se completa con Evo Morales y Rafael Correa. Uruguay es una pieza conveniente o inconveniente que va cambiando dependiendo el momento, pero no es un aliado político.
¿Qué visión se tiene desde Argentina del presidente uruguayo?
Por lo pronto nuestra visión de Mujica acá es al parecer distorsionada. Al menos cuando hablo con uruguayos no coinciden conmigo. Hay una altísima aprobación. La escena de él comiendo con la mujer en un bar en Carmelo es notable, mientras acá los funcionarios viven en Puerto Madero. Un lugar que es carísimo, corrupto y ostentoso. Entiendo que debe haber en el gobierno uruguayo puntos oscuros, pero Mujica trasunta honestidad y sencillez. Es realmente una figura popular, es la exacta contrapartida a lo que sucede acá. Cuando conté acá una anécdota de Mujica en el Hotel Radisson no me lo podían creer.
¿A qué anécdota se refiere?
Me encontraba en un seminario sobre medios donde Mujica dio un discurso. Estaba previsto se quedara a un almuerzo pero no lo hizo. De repente se me acerca uno de sus guardaespaldas, y me comenta: “qué suerte que el loco no se quedó a comer”. Cuando le pregunto por qué, me contesta: “es que cuando viene a estos lugares donde la comida es tan buena se nos escapa porque tiene a “la Manuela” en el auto y le lleva comida de estos hoteles lujosos. Y a veces lo perdemos de vista”. Pero, ¿quién es “la Manuela”?, le pregunté. “Es su perra”, contestó. “Es que se siente culpable con ella porque una vez sin querer le cortó una pata con un tractor que tiene en su chacra y si puede le da de comer lo mejor”. Es desopilante.
RECUADROS
“El Kirchnerismo ha creado un mito falso sobre su acción en la dictadura que es insoportablemente cínico. Lo que tenían era un acercamiento con filo-montoneros de su época de estudiantes, pero más bien en un sentido simbólico. Como muchísimos argentinos. Realmente lo que hizo el matrimonio Kirchner fue partir a Santa Cruz en Río Gallegos y se dedicaron al negocio inmobiliario. A la compra de departamentos que iban a ser ejecutados, como consecuencia de algo terrible que pasó en la Argentina que fue la circular 1050. Básicamente se trataba de que pagabas una cuota de 100 pesos y de pronto de un día para el otro tenías que abonar una de 10.000. Kirchner es uno de los grandes beneficiarios de esta situación, comprando a precio vil innumerables propiedades a gente que se tenía que desprender de ellos. Kirchner hizo dinero durante la dictadura mientras Mujica estaba preso, y esta diferencia es crucial.”
“Hay un intento estos días de poco menos que abolir a la justicia. Siempre me pareció observar una intención no consciente fujimorista en este gobierno. Una disolución de los poderes. No se ha dado hasta ahora, no creo que sea simple. La sociedad argentina es muy compleja.”
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